El factor humano: cuando el villano es el piloto...


En un inesperado vuelco de las investigaciones sobre el accidente del A320 de Germanwings, hoy nos hemos quedado petrificados con las declaraciones del fiscal de Marsella. En mi caso ha sido doble. Se ha vuelto a repetir algo que vi de cerca hace ya casi año y medio. El 29 de noviembre de 2013 un antiguo alumno mío estrelló (en una situación idéntica a la de este caso) un Embraer 190 de los que yo instruyo. Era el vuelo 470 de la comapañía LAM. Murieron todos. El piloto era una persona de trato agradable y extrovertida cuando pasó por nuestro centro de entrenamiento. Aprobó conmigo los exámenes teóricos sin problemas y más tarde superó las pruebas del simulador. Cuando me contaron la noticia en su día no me lo podía creer. Hoy se ha vuelto a repetir la historia.

Los investigadores de accidentes se han centrado en los análisis de fallos o transgresiones de normas, como el archiconocido "Modelo de queso Suizo" de James T. Reason, hemos estudiado sistemas de ergonomía, hemos refinado los procedimientos operativos y rediseñado el interfaz hombre-maquina, pero ¿Qué ocurre cuando el factor humano no se puede estudiar en su totalidad? A diferencia de los errores, las transgresiones de normas son intencionales y en el caso de estos pilotos una acción descabellada o la idea de suicidio conduce a la tragedia si se lleva a cabo en pleno vuelo.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), las enfermedades mentales, principalmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales constituyen importantes factores de riesgo de suicidio. En el caso de mi antiguo alumno, parece ser que sufría de depresiones. En el caso del copiloto del avión de Germanwings todavía no sabemos que pudo haberle llevado a cometer esa barbaridad. Según los expertos en psiquiatría la idea de muerte puede surgir por muchos motivos diferentes:
  • Como expresión de pensamientos acerca de la inutilidad de la existencia y el vacío.
  • Como vía de escape para el sufrimiento emocional o psicológico.
  • Como escape a la tortura de los perseguidores internos en los cuadros paranoides.
  • Como deseo vengativo hacia otra persona, de control hostil del otro, de castigo del otro o una búsqueda de impacto en los otros.
  • Como el deseo de promover cambios en las actitudes o sentimientos de los demás, o buscar averiguar póstumamente si se es querido por los otros.
  • Como fantasía de evasión, de escaparse del conflicto, un deseo de liberación, una fantasía de paz eterna.
  • Como deseo de expiación por alguna culpa o pecado.
  • Como deseo de recomenzar una vida nueva acompañado por la creencia de renacer después de la muerte.
  • Como deseo de rehabilitación del prestigio y el honor con fantasías de gloria.
  • Como caída de la autoestima unida a una sensación de impotencia extrema después de una injuria narcisista.
  • Como búsqueda de tranquilidad.
  • Como deseo apasionado de reunión erótica con un objeto (persona amada) amado muerto.
  • Como deseos de reconquista o de reivindicación.
  • Como deseo de lograr el amor de un objeto (persona amada) vivo.
  • Como deseo de aniquilación del Yo.
  • Como deseo de conmover a otros o generarles culpabilidad o perjudicarlos de alguna manera y hacerlos sufrir.
Me es igual todo lo que digan los expertos en psiquiatría. Estos casos que comentamos no tienen perdón de Dios. Es como el primer episodio de la estupenda"Relatos Salvajes", o como lo que se cuenta en el famoso chiste del que se va a confesar y empieza diciéndole al sacerdote: "Verá padre, yo me acuso de ser pirómano". A lo que el cura sacudiéndose la sotana para apagarse el fuego dice: "tu lo que eres es un pedazo de c****n"

Pues eso, que todos ellos hubieran hecho mucho mejor si en vez de matar a los demás se hubiesen subido a la Euthanasia Coaster.












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